domingo, 17 de febrero de 2013

Tejer es como meditar


Aunque pueda parecer algo ridículo el título de esta entrada (y no menos la imagen que acompaña) y un poco “corriente” en comparación con otras analogías que circulan entre la meditación y otra actividad, en lo personal ésta me ha resultado interesante.

Habiendo aprendido a tejer a temprana edad, sólo en las últimas semanas he podido notar el efecto o impacto que tiene tejer en mi habilidad para fijar la atención a la vez que las exigencias que ésta me hace en el tiempo que dedico a otras actividades. Especialmente cuando intento hacer 2 cosas al mismo tiempo y mi mente sorpresivamente se niega.

Cuando se comienza a tejer debe contarse cada puntada y estar atento a cada una según las instrucciones del patrón. Despacio y lentamente uno repite “una derecha” “una de revés” y a partir de allí se debe fluir con el patrón. Además, generalmente las vueltas de regreso son indicadas como “tejer como se presenten las puntadas”. Uno simplemente desliza aguja y lana como se lo dice el tejido. Con el tiempo, ya no es necesario revisar cuál es la próxima puntada o qué fue lo que hizo en la anterior, manos, agujas y mente dominan el patrón que se construye.

Y esto mismo sucede con la práctica de la meditación. En zazen existe una práctica para principiantes de nombre sussoku’kan. Esta consiste en contar el ciclo de la respiración, siendo foco de la atención el conteo más que la evaluación de la respiración. Con el tiempo, la mente logra concentrarse en lo necesario para que el practicante abandone el conteo y entre de lleno en la respiración, en zazen. En adelante, la práctica en sí misma guía el camino del practicante a la vez que éste refina su habilidad para concentrarse y aprende nuevos elementos que debe observar en la práctica. La mente, progresivamente, se despejará de todo aquello que aplique para la etiqueta “distracción”… sólo existirá ese momento.

Tal como en la analogía bastante conocida sobre la tensión de las cuerdas de la lira y la concentración… cuando se teje, cada puntada debe seguir el mismo principio: ni muy apretadas que dificulten el paso de la agujas, ni muy sueltas de deformen el patrón.

Finalmente, tal como sucede cuando se medita… ¡uno no puede estar preocupado y tejer al mismo tiempo! … el único resultado probable de ello es tener de desmontar y volver a comenzar.