domingo, 19 de diciembre de 2010

Sufrimiento vs. Desdicha

He estado leyendo el libro de Matthieu Ricard "En defensa de la felicidad". Nada mal para mi gusto, pero las apreciaciones budistas merecen un par de comentarios-correcciones desde el budismo Theravada. Pero de eso no voy a hablar acá.

Entrando en materia, en uno de los apartados de su libro menciona acertadamente lo siguiente: "El sufrimiento se padece, pero la desdicha se crea". Más adelante precisa: " Otra cosa es la desdicha, es decir, la forma en que vivimos esos sufrimientos." ¡Un punto para el monje!

Creo que en el proceso de reconocer el sufrimiento [dukkha] como parte de la existencia (primera verdad noble), podríamos estar usando excesivamente la etiqueta genérica "sufrimiento" para denotar nuestros pareceres. Si bien podría desvanecerse la diferencia al pensar en términos de insatisfacción, sea por causas externas o percepciones personales, cuando "no X me gusta" pues X es una fuente de sufrimiento para mí. Pero si nos quedamos ahí, pues sólo vamos a marear al perdiz... y quien sabe si no terminaremos en el fatalismo (o algún estado dramático).

No obstante, la distinción puede llegar a ser bastante útil si la usamos para liberarnos de o eliminar ese ego caprichoso que cultivamos, para aprender a tomar distancia de las situaciones, observarlas y sobreponernos a ellas con entereza y libertad (porque si nos "pica" algo, de alguna arista lo estamos arrastrando). Aprender a ver, a contemplar la realidad requiere de un entrenamiento gradual y constante en donde reconocemos cada uno de los aspectos de esta existencia y de las ilusiones derivadas de nuestra percepción. No se trata de dejar de sentir o no tener ideas, ni mucho menos perder el criterio sobre lo hábil y no-hábil; pero sentirnos insatisfechos y sufrientes ante cada situación que se presente es una clara muestra de que anterior a aceptar lo que sucede, decidimos (consciente o inconscientemente) darnos golpes con algún palo de rosa con espinas.

Cuando el Buddha habla sobre dukkha (insatisfacción/sufrimiento) en la primera verdad noble, no nos deja ahí "sin más"; por el contrario existen tres verdades nobles más., y en la última bosqueja el camino a seguir para superar dukkha como característica de la existencia. Así pues, tal (re)acción antes que alinearnos con el Nibbana, nos hunde en el samsara y alimenta la (ya) distorsionada percepción de la realidad que traemos.

Como suele decirse con frecuencia cuando se habla sobre la felicidad: "en nosotros está la fuente de la felicidad y de la mayor desdicha", la pregunta es: ¿hacia qué lado nos queremos inclinar y hacia qué lado en verdad nos inclinamos?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Hacer milagros

Veía una publicidad que rezaba lo siguiente: "Los milagros existen y TÚ TIENES DERECHO a saber cómo obrarlos en tu vida". Y la pregunta que me queda es "¿a qué le llaman milagro?". No es que desconozca la respuesta, sencillamente me cuestiona que los busquemos tan afanosamente, especilamente en momentos ddifíciles, y que no nos reconozcamos como artífices de la existencia que disfrutamos.
Como reza una frase "Personaje extraño es el hombre: nacer no pide, vivir no sabe, morir no quiere", pero me atrevo a decir que si pedimos vivir, siempre que busquemos una salida a la existencia que nos produce sufrimiento. Y no es para tomarlo en términos fatalistas, no estoy derivando una igualdad entre vida y sufrimiento… la vida del Buddha es un ejemplo claro de lo que digo: una vez alcanzó el Nibbana no se suicidó... ¿verdad que no, muchachos?
Pero vivir no sabemos, la vida se ha convertido en la experiencia de un procedimiento socialmente aceptado y alimentado sobre lo que es, debería ser y nos toca hacer... fatal error para aquellos que buscan y los que se han hundido en la frustración de la búsqueda. Vida la que tienes y se te esfuma, la nunca atrapas aunque la llevas a cuesta... vivir: una experiencia.
Volviendo a los milagros... ¿qué es lo que queda? Martillo y cincel para obrarse, perfeccionarse… o hacerse una cueva para encerrase si es lo que mejor os parece. Pero ¡hacé algo! Aunque eso se limite a observar… hazlo con prontitud, rectitud y sentido. Obra en tu vida, como artista y obra.
Por tanto, lo "milagroso" y hasta "fantástico" de todo esto es que estamos acá, en la simplicidad disfrazada de existencia complejidad. Qué importa que no riamos en tiempos de desdicha, si al menos no lloráramos por su presencia. Al mal tiempo buenca cara, y al buen tiempo... ¡también! Aceptar y avanzar, antes que resignarse y esperar.
Milagros, milagros, milagros.... ¿dónde estás, Milagros? :-D

viernes, 3 de septiembre de 2010

Una breve exposición sobre el deseo

Esta es la primera de algunas notas que haré a partir de lo que estudio para un artículo que estoy haciendo. Espero que a algunos les resulte provechoso.

En pali se tienen dos términos para hablar del deseo: tanhā (literalmente sed) y chanda. El primero siempre se usa para designar el deseo no-hábil, es la segunda noble verdad, la causa de la insatisfacción (sufrimiento). De este se derivan tres clasificaciones: por los placeres sensuales (kamatanhā), por la existencia (bahvatanhā) y por la no-existencia (vibhavatanhā) (Ver: SN 56,11 Dhammacakkappavattana Sutta; MN 44 Culavedalla Sutta y SN 22.22 Bhara Sutta). Bhavatanha es, junto con la ignorancia, la raíz del nacimiento y la muerte (Cf. AN 10.61 y 10.62 [aquí sección 25). En el Mahadukkhakkhandha Sutta (MN 13) el Buddha vincula los placeres sensuales con cada uno de los (seis) sentidos y advierte los peligros vinculados a ellos, resumidos en la siguiente exposición en el Mahanidana Sutta (DN 15):
“Así que, Ananda, la sensación condiciona la avidez, la avidez condiciona la búsqueda, la búsqueda condiciona la adquisición, la adquisición condiciona la toma de decisión, la toma de decisión condiciona el deseo impetuoso, el deseo impetuoso condiciona el apego, el apego condiciona el posesionamiento, el posesionamiento condiciona la avaricia, la avaricia condiciona la protección, y por causa de tomar la protección surgen varias situaciones perjudiciales, como tomar palos y espadas, provocar grescas, disputas, conflictos, acusaciones, abusos y mentiras”.
Chanda, sin embargo, no tiene un significado ético definido. Tal como la palabra deseo en español, que puede ser hábil o no-háil. Por tanto, chanda puede usarse como sinónimo de tanha, especialmente cuando se une a 'kama' o 'raga' para formar 'kamacchanda' (deseo sensual) o 'raggacchanda' (lujuria y deseo). Pero existen significaciones positivas para este término. Asi, cuando el Buddha explica el esfuerzo correcto, afirma que uno debe generar el deseo por abandonar los estados mentales no-hábiles así como desarrollar y cultivar los estados mentales hábiles. En la fórmula de las cuatro bases de poder espiritual (iddhipada), el primero es chanda: un monje desarrolla iddhipada mediante el deseo (chan'iddhipada), etc. De esta forma, chanda es el deseo por alcanzar objetivos positivos, el deseo de desarrollarse, el deseo de alcanzar samadhi y entendimiento, el deseo de cortar con las impurezas, el deseo por alcanzar la liberación.
No obstante, en la literatura abhidhammica chanda es tomado en un sentido negativo al considerarse como sinónimo de lobha (avidez). En el sentido positivo, es un estado mental diferente llamado kusalacchanda (deseo hábil) o katukamyata (deseo por hacer algo positivo).
Por tanto, mientras tanto tanha es siempre una cualidad no-hábil que debe ser eliminada, chanda puede ser hábil o no-hábil. Como una cualidad negativa, es casi siempre equivalente a tanha y, por consiguiente, debe ser abandonado; pero como una cualidad positiva debe ser fortalecida y desarrollada.

domingo, 22 de agosto de 2010

Comentario a propósito sobre la felicidad

Un artículo que leía hace un rato se titulaba "La felicidad si se compra" (ver aquí), cuyo resumen decía "Recientes estudios demuestran que el dinero por sí solo no garantiza la satisfacción plena. La clave para conseguirla es la forma como se gasta". Demos un paso atrás, ¿de dónde ha salido la idea que el la acumulación material es la fuente de la felicidad? Hasta donde mi entender, ese es el discurso económico que buscaba inspirar a las naciones industriales al desarrollo de "su poderío económico"... se prometía que todas las ventajas productivas adquiridas con la revolución industrial, ahora serían afianzadas en pro del crecimiento económico, de la riqueza... de la felicidad. Claro, desde el siglo XVII ya venían con el cuento de la riqueza y el poder comercial. Así que la idea no es muy novedosa, sólo se rellenado y alterado con el paso del tiempo y el desarrollo de las sociedades. Si en los siglos XVII y XVIII (por no decir, desde muuucho antes) se pensaba en términos colectivos, el tiempo y el desarrollo industrial han llevado tal ideal a términos individuales, e inclusive, egoístas. Si antes se tomaban por ideal la felicidad de todos, el bienestar general... ahora pensamos "mi felicidad", "ser feliz yo"

Retomando el artículo, en el primer párrafo se afirma: "(...) en la práctica los estudios demuestran que el nivel de felicidad de los ricos no es mucho más alto que el de los más pobres". Esta sentencia puede entenderse en dos direcciones: a) los "ricos" pueden estar en grados casi similares de insatisfacción que los "pobres"; b) los "pobres" se sienten casi igual de satisfechos que los "ricos". Y ambas se pueden pensar por cuanto las medidas sobre felicidad suelen formularse o bien en términos positivos (satisfacción) o en términos negativos (insatisfacción). Y cabe la aclaración: no pueden interpretarse sus resultados como equivalentes.

Entonces, ¿qué determina que un grupo, o individuo sea se considere "más feliz"? Según el artículo, la respuesta está en cómo se invierten los ingresos, específicamente, en la "adquisición" de experiencias, no en objetos. Con respecto a esto, los estudios sociológicos sobre el consumo señalan al unísono: la sociedad moderna ya no vende simples productos, sino que ofrece experiencias, identidades, ideales, y sueños. Entonces, la diferencia no es tan significativa como se piensa. Bajo el escenario donde "todo" es comercializable", la diferencia entre pagar por un evento y por un objeto se reduce a ser sujeto activo o pasivo y la duración del consumo, pero ambos se entienden como productos en el mercado.

Ahora bien, entremos en el terreno espiritual. El Buddha reconoció la felicidad que podía derivarse de los objetos sensuales (kamasukha o samisasukha), pero animó a todos a la consecución de un nivel "superior": vimuttisukha, la felicidad independiente de los objetos sensuales, ligada a niramisasukha. No obstante, el Buddha habla sobre la felicidad (mundana) que puede derivarse de la riqueza, la libertad de deudas, el trabajo, la seguridad económica y la generosidad (Ver: AN 4.60 Gihisāmīci Sutta, AN 8.54 Vyagghapajja (Dighajanu) Sutta, AN 8. 55 Ujjaya Sutta).

En esta dirección, el punto de partida para entender porque “ricos” y “pobres” pueden tener niveles similares de “felicidad”, es la comprensión de dukkha y su causa: el deseo producto de la ignorancia. Una ignorancia basada en la escaza comprensión sobre el verdadero valor de los objetos materiales y de conceptos estrechos sobre la felicidad. Los estímulos de los sentidos pueden derivar en sensaciones placenteras o no placenteras y, en consecuencia, estimulan el deseo o la aversión. Lo que a la larga refuerza la identidad de un yo.

Por ende, tales experiencias tienden a la subestimación de los medios que conducen a la felicidad, y nos encadenan a los objetos que consumimos-adquirimos, un grave error de percepción que desemboca en apego a los recuerdos de sensaciones placenteras y a idealizar la felicidad y el propósito de la existencia. De ahí la importancia del primer eslabón del Noble Óctuple Sendero: la visión correcta (sama-ditthi). Conforme a ésta, el individuo no se aferra a los objetos de los sentidos, situaciones, identidades, opiniones, y métodos que pueden permitirle la adquisición de éstos, ni al concepto de un yo que disfruta de su posesión y sufre por su incapacidad de adquirirlos.

En este orden, “ricos” y “pobres” reportaran el mismo nivel de felicidad… en un sentido más maduro, no dependiente de las circunstancias y libre de todo vicio. A eso nos motiva el Buddha, nos muestrra el camino y nos reta a practicarlo.

lunes, 14 de junio de 2010

Sobre el Budismo comprometido

Esta mañana he leído un artículo titulado "Un budismo transversal" [ver aquí], y por varios motivos me ha llamado la atención, motivo por el cual me animé a escribir aquí al respecto.
En primer lugar, es la afirmación de que el "movimiento" por el budismo comprometido se afirme como una postura innovadora en la que se anima a que el practicante participe activamente en todas las esferas de la sociedad y se oponga a las estructuras establecidas. Personalmente, no me parace "una postura innovadora" cuando se revisa un poco la historia del Budismo y su difusión por Oriente, no más con revisar atentamente la historia del Zen ya se tiene un buen ejemplo. No obstante, la oposición a las estructuras establecidas en las sociedades actuales tiene diferentes matices de interpretación. Todos, en mayor en menor grado, manifestamos oposición frente a lo que sucede en la actualidad con el mundo, ya sea en temas de política, economía o bienestar. ¿Pero cómo llevar una oposición desde el Budismo? Eso no me lo he planteado, reviste de una cuidadosa y estudiada respuesta.
En segundo lugar, no estoy de acuerdo con la afirmación de que las comunidades monásticas sean conformistas ante lo que pasa en el mundo. Y eso tiene que ver con los siguiente: la vida monástica es entendida como la vida santa, una vida dedicada al cultivo/desarrollo de aquellas cualidades que permiten alcanzar el Nibbana, y para eso se renuncia a la vida social, a la personalidad social del sujeto. Es una vida sagrada, es una vida dedicada a otra forma de servicio. Pero, ¿debería el monje participar activamente en la política? Yo no lo creo, de lo contrario el Buddha debió haber ejercido como rey cuando su padre murió. Y eso no sucedió. De lo anterior no se deriva que demerite la labor de los monjes en Birmania, Sri Lanka o Vietnam durante las últimas décadas,  pero son cosas diferentes. Sin embargo, hace dos semanas encontré en Facebook que unos monjes conocidos míos se estaban postulando para cargos políticos en su país. La sorpresa fue "mayúscula". Más aún cuando leía sus eslogan de campaña, "vote/apoye a quien está con el Buddha, por quien sabe de la mente de los hombres" (??). Sin comentarios adicionales.
En tercer lugar: "¿podemos hoy en día contentarnos con enseñar una religión cuando los hombres no comen cuando tienen hambre, no tienen techo o abrigo o no tienen acceso a la educación?" Esto ha sido desde muchos siglos. Podría explayarme acá sobre lo que el Buddha dice sobre las necesidades, pero lo dejaré para otro mensaje; por ahora, sólo diré lo siguiente: Nunca se ha pensado que la religión dé alimento y techo, sino que el hombre mismo ha de procurárselos, ¿cuál debería ser la actitud? La del esfuerzo por ayudarse y ayudar a otros... y eso no es nuevo, Buddha, Jesús, entre otros, lo señalaron en su prédica. Definitivamente no se trata de contentarse con enseñanzas espirituales, ni de contentarse con la beneficiosa situación propia, pero debemos establecer un medio entre capacidades, posibilidades y oportunidades. ¿Debemos salvar al mundo? No lo sé ¿Podemos contribuir a que el mundo sea un mejor lugar? Definitivamente sí. ¿Por dónde empezar? Por hacer de uno mismo un bien para los que le rodean. Y ahí ya hay mucho.
En cuarto lugar, considero que como practicantes del Buddhadhamma respondemos al sufrimiento del mundo, a todo el sufrimiento. No sólo se trata de resolver  la ignorancia, el deseo y la avidez. Estamos también en los problemas de las sociedades en las que vivimos porque hacemos parte de ellas. Resolvemos, participamos, comentamos, pensamos y, como diría un buen amigo, intentamos resolver el mundo de vez en cuando.
Finalmente, para aquellos que consideran que los monjes no se han movido dentro de este "movimiento" (disculpen la redundancia), ellos mismos han organizado conferencias internacionales que cubren estos y otros temas, aún más mundanos que su vocación y sus raíces. Ellos también observan al mundo, porque hacen parte de él.

jueves, 27 de mayo de 2010

Sobre el Vesakha

Mientras que hoy en el mundo Theravada celebramos el Vesak, o Visakha Puja, para los adeptos al Budismo Tibetano se trata de Saka Dawa (el mes de los méritos). Es sólo otro nombre para la misma celebración, que en este caso toma 15 días aproximadamente. Según los comentarios de Lama Zopa Rimpoché, en este día toda acción virtuosa realizada se multiplica por cien millones de veces, y claro, hay que seguir los ocho preceptos mahayana.
Pero desde mi posición como adepta theravada, el tema de las recitaciones y los méritos tan tentativamente multiplicados por 100.000.000 que se convierten en un riesgo de que las acciones perjudiciales también se le multipliquen por tantos ceros a la derecha... pues no me conmueve mucho.
Sin lugar a dudas, mayo es un mes muy especial para los budistas, pero para quien lleva al Buddha en el corazón todos los días son de mayo, todos son Vesakha, porque todos los días se tiene la oportunidad de regocijarse en haber encontrado a ese dhamma que es "bueno en el comienzo, bueno en el medio y bueno en el final" y vivirlo con verdadero compromiso. A esto nos animó el Buddha, a tomar sus enseñanzas y practicarlas con determinación y confianza... y quizá también con escepticismo, siempre atentos & siempre presentes.
Seguramente durante los dos próximos días encuentre miles de fotos sobre la celebración en el sureste asiático, pero la mayor alegría está en mi corazón, donde llevo al Buddha y su Dhamma.

domingo, 23 de mayo de 2010

Plegaria a mi misma...

Cultiva la serenidad para aceptar lo que no puedes cambiar,
desarrolla el valor para abandonar lo que ha de ser abandonado,
cultiva la sabiduría para discenir entre lo correcto y lo incorrecto,
desarrolla la paciencia para tolerar las debidlidades ajenas,
cultiva la compasión para afrontar las injusticias,
desarolla la valentía para afrontar las dificultades.

sábado, 17 de abril de 2010

De recuerdos y consolaciones inútiles no se vive

Todos en algún momento, y bajo variadas circunstancias, "volvemos a atrás" en nuestra mente. En un intento de "tomar aliento/fuerza/impulso" o como le queramos llamar, desatendemos el momento presente que no nos gusta por volver por cierto espacio de tiempo a lo que si nos gusta. Y claro, nos hacemos creer que no está mal vagar por nuestra memoria selectiva en 'lo agradable', y cultivamos la esperanza de volver a esos buenos tiempos.
¡Cuánto nos puede costar aceptar y avanzar!
¡Cuánto cuesta dejar pasar las cosas!
De cierta forma, estamos acostumbrados a "los pañitos de agua tibia", a las consolaciones que sabemos que no son útiles pero que las bebemos hasta la última gota con agrado... y hasta pedimos más. En ocasiones, nos comportamos como aquel niño que se cae y golpea la rodilla y llora para su madre venga a abrazarlo y cuidarle. No queremos que duela, pero miramos la herida para llorar y gritarle al mundo que nos duele. Pero, ¿acaso las heridas sanan con lágrimas?
La vida nos permite aprender diferentes formas de ser nuestro propio curandero, pero ejercer tal rol con destreza, en su defecto ponerlo en práctica, requiere que dejemos de lado nuestra "víctima interior", que llora a borbotones y se desgarra la ropa para que todos vean sus heridas. Debemos dejar de alimentar el ego autocompasivo que llora como bebé con hambre y pañales sucios... ufff, eso se puede demorar.
En fin, en ocasiones es bueno recibir un estacazo amigable que te devuelva al presente, a nuestro famoso y muy aclamado "aquí y ahora". Porque el pasado ha de ser un instrumento antes de un colchón; y el futuro... ¿quién sabe?

domingo, 21 de marzo de 2010

Un festival budista tailandés...

Recién he terminado de ver un documental corto sobre una fiesta budista en Pukhet, Tailandia, conocido como "Festival Vegetariano". Dura siete días, y aunque afectivamente no coman carne durante esos días y guarden preceptos... eso no es sobre lo que quiero escribir.

Para comenzar diré que, al menos, grité unas seis veces. Ya mi hermana estaba decida a que cambiara el canal... pero no, ese documental lo vería con y sin gritos. Lo que produjo tales alaridos fue que la gente se hiciera incisiones en su cara para introducir objetos... y no me refiero a pequeños objetos a través de la piel. Pero mejor voy en orden.

A ver, la gente habla del Buddha como si fuera (un) dios. Por si alguno tiene dudas, el Buddha nunca se consideró un dios.

Luego viene la parte histórica, resulta que el festival en cuestión viene de China, parece que allá no se mutilan pero tendré que preguntar a algún amigo. ¿Por qué lo trajeron los monjes chinos? Porque Pukhet hay una larga data de catástrofes, así que se considera a éste como auspicioso para la buena fortuna, el buen kamma y esas cosas. Adicional a lo anterior, resulta ser que hay "elegidos" (sólo hombres, por si las dudas) quienes llevan la procesión y hacen los sacrificios a Buddha (ah, se me olvida que son varios Buddhas...).

Los "elegidos", hacen rituales, se estremecen frente a un altar, hasta que entran en "trance", se les escurren los ojos y esas cosas. Y hay que llegar a ese estado, porque para lo que sigue estar consciente es una atrocidad, espantoso. Y lo que sigue es.... cha chan, cha chan: van a que les abran la piel del rostro, a la altura de la boca, sin anestesia, para que se introduzcan cosas metálicas: espadas, cuchillos, varas, machetes, y demás.. incluso con aquellas con las que "pecaron".

Luego de eso, salen a procesión, con una extensión aproximada de entre 2 y 7 kilómetros. Y a su paso, van pasando por mini-altares con ofrendas, toman un poco de ellas, recitan algo y bendicen la morada en cuestión. Así tales familias atraen el buen kamma, puesto que ellos son los elegidos.

Los pobladores se reúnen en una plaza, recitan, escuchan unos estallidos de pólvora, y sigue recitando, algunos se estremecen y esas cosas.

Todo lo anterior para... atraer la buena fortuna, el buen kamma a su familia, parientes y amigos... y (¿por qué no?) para curar las enfermedades de algún allegado. Como dicen ellos, un ofrecimiento de sacrificio personal por el bien.

Después de estos siete días, todo vuelve a su curso, la gente ya no sigue los preceptos, y los "elegidos" se sacan esas cosas de su rostro y les suturan (sin anestesia) y vuelven al trabajo.

De verdad, no sólo se me estremecieron las tripas, sino que algo me decía "no lo puedo creer". Pero la realidad no se niega, si lo puedo creer :D, sólo el malestar mental no se si me va a dejar meditar y/o dormir.
Pero bueno, si ellos creen que así van a haber menos tragedias en su población, soy la menos indicada para afirmar lo contrario... sólo que no iría a ver como se desfiguran el rostro, hacen 7 procesiones con 7 Buddhas diferentes, ahuyentan el "mal" con pólvora y demás, ni para ver sangre. Y todo, para que al final, vuelvan a su vida con malos hábitos y demás.

Y si algun@ tiene estómago suficiente para ver el documental, haga click aquí... y luego en la parte 1.

sábado, 20 de marzo de 2010

Sobre la perfección

Llevo varias semanas trabajando con mi proyecto de grado, pero últimamente la presión se nota más. Eso ha desembocado en que tenga un horario de trabajo ligeramente más extenso, y mi lista de "otros pendientes" ya vaya por la segunda página... pero también suspendí la meditación por dos razones: duermo muy poco ---> podría quedarme dormida durante la práctica; estoy algo obsesionada con mi trabajo, así que en vez de reducir la agitación mental comienzo a repasar lo hecho durante el día (bueno, eso también lo hago "dormida").

En fin, sobra decir que no tiene nada de inteligente haber dejado de meditar, de verdad que no. Generalmente es bueno respirar otro aire, tomarse un momento para descansar, para distraerte, para salir del molde de la silla... pero a veces se es lo necesariamente obtuso como para no hacerlo, y motivos-excusas hay miles.

El caso es que ya bien entrada la noche, la falta de sueño y descanso, entre otros, ya me tenía en crisis emocional. Digamos que fue un día de mucha presión, con más desaciertos que lo normal, demasiada agitación... Pero tuve la fortuna de encontrarme con un amigo bhikkhu un par de minutos. Al menos esta vez no me dediqué a hacer otras tres cosas mientras me hablaba ^^ (definitivamente, esta no es una buena práctica de la atención). Le conté qué pasaba, preguntó por mi meditación, con bastante vergüenza por cierto, y tras unos segundos me dijo lo siguiente:

"La perfección en lo que hacemos proviene de la buena práctica. Sigue adelante y no te detengas, pero usa el mismo nivel de esfuerzo que tienes puesto en tu trabajo para tu práctica de la meditación ;).
Es normal que tu ego intente perturbar tu práctica de la meditación. No te preocupes, es normal. Pero has de estar atenta a esto e identificarlos, esto es una gran práctica en sí misma".

De no ser porque a los monjes no se les debe tocar, y además vive literalmente al otro lado del planeta... al menos lo abrazo ^^.

Fue un buen momento para recibir ese recordatorio, dentro de todo se siente bien, es como zacudirte con ternura para volver al "medio" entre tus responsabilidades y tu motivación principal. Generalmente sabemos qué tenemos que hacer, pero ante la primera oportunidad de colocar una excusa frente a nosotros, cierto personaje sale por ella y nos quedamos ahí viendola un buen rato.